En el campo: en primavera la viña vuelve a la vida

Empiezan a subir las temperaturas con la llegada de la primavera. El sol irradia y lo primero que se calienta es el suelo.

Gracias a ese calor, en la viña se activa lo que llamamos el mecanismo de desarrollo vegetativo, que empieza desde las raíces.

Estas comienzan a desarrollar su actividad celular y su sistema se pone en marcha: aparecen los lloros de la vid en los cortes de poda y se ve cómo la savia sale en forma de lágrimas. La vida comienza a despertar en la planta.

Después, las yemas empiezan a hincharse, síntoma de que los brotes se preparan para salir a la luz. Este es un momento delicado, porque si hiela, puede arriesgar todo el proceso. Por eso es muy común ver en los viñedos sistemas antiheladas como calderos de fuego, para evitar que las temperaturas alcancen en el viñedo valores negativos que pongan en riesgo los brotes y, en definitiva, toda la cosecha.

Aun sí, si el hielo alcanza a las viñas, no todo está perdido, ya que las yemas tienen un sistema de supervivencia, las yemas secundarias, preparadas para desarrollarse si la yema principal se quema o se echa a perder. La naturaleza sabe lo que hace ¿no creéis?

Puede ocurrir, incluso, que broten las dos yemas y haya que quitar la secundaria para que brote la principal.
El caso es que, en primavera, comienza a gestarse el ciclo de la vid, la vida se abre paso en las plantas y los brotes aparecen, para convertirse, después, en uvas que recogeremos en otoño.

Las Jaras Rosado 2020 ¡estamos de estreno!

Estamos encantados de presentar nuestro nuevo rosado, que lleva el nombre de Las Jaras, nuestro vino de pueblo.
Lo elaboramos con mencía, prieto picudo y alicante bouschet de nuestras viñas prefiloxéricas recuperadas en Herreros de Jamuz.

El de 2020 fue un año difícil también para el viñedo, porque tuvimos mucha presión del hongo conocido como mildiu, que causó daños en otras regiones, como Galicia o Cataluña.
Gracias al Monte Teleno y su protección, en Herreros pudimos salvarnos del ataque del hongo y gozamos de una primavera suave y un verano cálido.

En septiembre volvieron las temperaturas moderadas y las uvas pudieron madurar lentamente. Gracias a las temperaturas frescas después del envero, la mencía y la prieto picudo conservaron unos seductores aromas frutales y mucho equilibrio en la boca.

Por eso nuestro rosado es un vino goloso, ya que procede de viñedos al sur del Valle del Jamuz, plantados a menor altitud y sobre suelo arcilloso. Son parcelas muy bien conservadas que combinan cepas de prieto picudo y mencía de unos 70 años, una excepcional materia prima para elaborar este vino, en el que sometemos las uvas a un prensado con racimos enteros y una breve maceración, tras lo cual, lo dejamos fermentar en barricas de roble francés y permanecer allí durante seis meses con sus lías.

Tan solo hemos elaborado 1061 botellas de este vino con color piel de cebolla y aromas frutales de melocotón y cítricos, con una entrada dulce, golosa. Es equilibrado y fresco, con final agradable de notas de frambuesa y pastelería, y un postgusto ligeramente salino.

Entrevista a Juanjo Pérez, cofundador y propietario del restaurante Cocinandos, Estrella Michelin en León

«En Cocinandos apostamos por la gastronomía y los vinos de la tierra, queremos que el cliente cierre los ojos y se diga: “Estoy en León”»

Juanjo, lleváis ya casi 20 años con vuestro restaurante y habéis visto evolucionar el panorama gastronómico leonés ¿Cómo ha sido esa evolución?

Ha habido una grandísima evolución en los últimos 8 o 10 años. Teníamos unos restaurantes tradicionales magníficos, pero parecía que nos daba miedo innovar en la cocina.
Desde hace unos años hemos empezado a hacer cosas dado un gran salto, y hemos tenido una gran ayuda, nuestras materias primas; los productores también se han esforzado por dar una vuelta a sus productos
y hoy día podemos decir que tenemos un producto fantástico.

¿Crees que también los vinos de la región han ido ganando presencia en los restaurantes?

Al igual que ha evolucionado el panorama gastronómico leonés, también en el vino ha habido una revolución, que ha sido la higiene en las bodegas. Ahora quien hace vino es porque ha estudiado para hacerlo, antes aquí los hacían los abuelos y la calidad era otra.
Hoy hay una técnica y una disciplina que dan como resultado grandes vinos que están muy ricos, gracias a esos profesionales que cuidan de las bodegas. En los restaurantes también hemos ido evolucionando y saliendo de la idea de pensar en otras zonas de España más allá de Rioja o Ribera, y en nuestro caso vinos fantásticos de Toro, Valdeorras, León y Bierzo, por ejemplo, Aquí ahora apostamos por nuestros vinos.

¿Cuál es la filosofía de Cocinandos respecto al vino?

Apostamos por los vinos de la tierra, nuestra filosofía es que un cliente pueda cerrar los ojos y al comer sepa que está en León: humo, pimentón… con los vinos igual, queremos que la gente que se pone en nuestras manos para probar productos, les damos a probar cosas y confían en nosotros. Hace 10-15 años teníamos solo un 20% de vinos de aquí y eso ahora ha cambiado, el 80% son vinos de nuestra tierra, que están muy ricos y se venden bien.

¿Cómo conociste el proyecto de Fuentes del Silencio y qué te pareció la idea de recuperación de viña vieja en el Jamuz?

Lo conocí a través de Raúl Pérez, quien me habló de un proyecto cerca de La Bañeza y después por César, distribuidor de Farrapeira, que me dio a conocer los vinos y alucinamos cuando vinieron. La recuperación de la viña es una pasada, no sabíamos que en León había viñas más allá de Valdevimbre o el Bierzo, y cuando nos hablaron de Jamuz nos sorprendimos, pero cuando nos contaron la recuperación de viñedos alucinamos, lo mismo que al probar los vinos.

¿Cómo combinan los vinos de Fuentes con vuestro concepto gastronómico?

Muy bien, porque tenemos dos tipos de clientes: los que se ponen en tus manos y prueban varias cosas, y tenemos ese as en la manga para dar una copita de Las Jaras para acompañar algún plato. Y luego los clientes que quieren un solo vino pero algo rico, gente algo más mayor que es de “Yo solo Ribera” y es cuando damos todo para que prueben vinos de nuestra tierra, Bierzo, León, Jamuz… Habían renegado encima de vinos de su tierra pero nos tiramos a la piscina y le ofrecemos Las Quintas, y al confiar en nosotros, se atreven a probarlo (les decimos que si no les gusta se lo cambiamos por otro vino de Ribera, por ejemplo) pero cuando lo prueban no dan crédito y nos dicen, incrédulos ¿Es de León? ¡pues está muy rico!

¿Tienes algún vino de Fuentes del Silencio que sea tu favorito? Cuéntanos cuál y por qué es el que más te gusta.

Las Quintas, para mí, el más redondo de la bodega. Me gustan los vinos de trago largo, para disfrutarlos, vinos frescos; y Las Quintas va muy bien con cualquiera de nuestros platos, sean carne o pescado. Yo soy fan de la mencía y en Las Quintas veo que la mencía está muy bien afinada con la alicante bouschet y la palomino, y eso me gusta mucho. Cuando alguien se deja algo en una botella en una mesa, lo pruebo y me digo: “este vino es para beber y beber, y disfrutar del vino con alegría” por frescura y vivacidad. Todos están ricos pero, para mí, Las Quintas es el mejor.
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